Es bueno que haya sido un hombre quien tuvo la idea de celebrar un día en honor al orgasmo femenino. Sí, estuvo bien, lo hizo ya hace varios años y es un tal Arimateio Dantas, consejal de un pueblo brasileño quien impulsó la iniciativa en su país. Así como existe el día del amigo y del niño etc., las mujeres se merecían un día en honor al placer de la mujer. El 8 de agosto quedó fijado en Brasil como el «Día del Orgasmo Femenino».
El hombre habría impulsado esta iniciativa para compensar deudas sexuales con su esposa, cuestión que se dejará de lado, no vale la pena desestimar al dirigente cuando logró concretar semejante celebración. Arimateio logró que el Concejo de su ciudad creara el día dedicado a estimular el placer en su máxima expresión. Primero se había elegido el 9 de mayo, pero luego la fecha se cambió para el 8 de agosto.
Más allá de lo curioso de esta celebración, la reivindicación del placer femenino tiene un importante peso histórico y social. Ya desde hace varios años que existe el «Día del Orgasmo Femenino» en distintos países del mundo.
Yendo a los datos y a las cifras que involucran el tema, en Noruega, país donde el 83% de las mujeres entre 14 y 40 años asegura tener un consolador, una compañía lanza uno con garantía, y si la mujer no llega a un orgasmo en dos semanas, le devuelven el dinero.
Según un estudio realizado por el Instituto Kinsey de Estados Unidos se concluyó que solo un tercio de las mujeres en todo el mundo llegan al clímax sexual. ¿Por qué?
Ahora bien, entrando en datos más específicos, los orgasmos femeninos pueden ser obtenidos acariciando el clítoris o la zona aledaña a él. No existe el orgasmo femenino sin el involucramiento del clítoris.
Reivindicar el placer femenino tiene un peso político en lo que al cuerpo de la mujer se refiere. Es decir, después de una larga historia de tabú y represión, se reivindica el placer femenino como un derecho histórica y socialmente negado.
Además, el orgasmo tiene un montón de beneficios a nivel de salud, ya que se produce una liberación de endorfinas que producen la sensación de bienestar generalizado y placer, semejante a un ansiolítico.