La policía del Vaticano estaba sobre aviso. Seguramente Femen tendría intención de interrumpir la paz espiritual que se respira en las inmediaciones de la Villa Papal, así que se repartieron fotos impresas con sus caras para impedirles el paso.
Dos de ellas fueron detenidas pero Alex logró colarse entre la multitud y llegar a la Plaza de San Pedro para cumplir la misión, que no era otra que reivindicar la libertad para la mujer.
Femen se queja de la mentalidad medieval por la que se rige la institución religiosa. Se queja de la política sexista que impide a las mujeres llegar lejos dentro de la iglesia. De los crímenes sexuales cometidos por el clérigo contra menores, y como no, contra el aborto, los métodos anticonceptivos, etc.
Curiosa la forma de reducirla por parte de la policía, rodeándola entre todos. Nadie se atrevía a tocarla no fuese a ser una bruja.
Me recordó a las abejas, que para matar a las avispas que invaden la colmena, la rodean entre todas elevando de ese modo la temperatura y matándola por sobrecalentamiento. Igual pretendían hacer lo mismo.
