Los dibujantes pueden darle mil vueltas a los bocetos hasta que algo les gusta realmente como queda. Se frustran y se obcecan con lo que hacen y terminan tirando sus bocetos a la basura, pero como en la historia de Pinocho en la que la obra maestra de un artista cobra vida mágicamente, hoy los bocetos de este dibujante cobran vida y se hace de carne y hueso la chica. Tanto le gusta esta situación que decide aprovechar y follársela para cerciorarse que es verdad y no un sueño.
