Sunny Diamond está con nosotros, llega desde Europa un par de tetas húngaras, tan naturales y esponjosos que parece como si el mejor panadero los hubiera cocinado, a fuego lento y con mimo, durante años. Así que, ante semejante delicia culinaria, no es plan de llegar y comérselos nada más sacarlos del envoltorio. Hay que disfrutar cada momento con ellos, mordisquearlos, saborearlos, comprobar su tacto y textura… Por eso, cuando nos dijeron que Sunny Diamond iba a hacer una escena para Domingas con nosotros, no pudimos más que exclamar: ¡Con mucho gusto!, y… ¡busto! Porque con ese par de tetas que tiene la rubia, cualquiera se resiste a no disfrutar de ese par de tetas!