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Un desesperado se mete un BuzzLightyear por el culo

Toy Story es lo de ella

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La radiografía muestra que un hombre tiene en su interior un muñeco articulado Buzzlightyear, de la saga Toy Story.

Simple y claro: el libro se llama “¡Atascados! 100 objetos insertados e ingeridos en lugares que no deberían”. Así los psiquiatras forenses Marty A. Sindhian, Rico E. Dreben y Murdoc Knight decidieron escribir este libro que recopila historias sobre objetos que la gente se tragó o se insertó y adjuntan las radiografías que lo prueban.

El libro incluye más de 100 radiografías y la publicación se toma con mucho humor las historias de cómo los objetos fueron a parar al interior del cuerpo de alguien. Botellas, tijeras, cassettes, zapatos de bebé, muñecas, focos y hasta iPods son algunas de las cosas que tuvieron que ser removidas del interior de las personas.

La idea de hacer el libro surgió cuando uno de los autores vio en una radiografía un cassette. A partir de allí decidió recopilar las imágenes y las historias detrás de cada incidente. Los médicos cuentan que los niños son los más propensos a llevarse objetos a la boca o a metérselos por la nariz o los oídos, algo que también muestran las placas radiográficas.

Allí se ven monedas, palos o cualquier objeto pequeño, y la historia es que sin querer o jugando terminan ingiriendo los objetos. Pero también los adultos se tragan o introducen cosas, y estas historias son menos verosímiles que las infantiles.

La recopilación ha servido, también, para consolidar una estadística informal: los anillos de boda son lo que más se vio en las radiografías de adultos. Pero también se han encontrados objetos extraños como muñecas Barbies o Buzzlightyear.

También las excusas para explicar la intromisión del objeto son parte del carácter humorístico del libro. Objetos cotidianos como una Barbie, unas tijeras, zapatos de bebé, cintas de casete o el anillo de bodas, uno de los objetos más reiteradamente ingeridos por las personas según las radiografías, aparecen en el interior de mucha gente según ha recopilado el original libro.

“A veces los pacientes nos dicen que estaban haciendo algún tipo de tarea doméstica desnudos cuando se han caído o lo que sea y han aterrizado en el objeto”, explicó uno de los autores del libro. “Otras veces sí, cuentan que es el resultado de una actividad sexual“, detalla otro de los médicos.

Eso sí, los autores destacan que los más jóvenes no dan tantas vueltas a la hora de justificarse y terminan diciendo la verdad más rápido que los adultos al reconocer que el objeto introducido fue fruto de una experimentación o una actividad sexual que no salió como esperaban.