in

Relato erótico de como me follé a un completo desconocido

Relato erótico de como me follé a un desconocido

Para que os pongáis en situación de mi relato erótico de hoy tengo que deciros que es algo totalmente verídico. Una situación que tan solo se me ha dado una vez en la vida, y que ansío con ganas volver a cruzarme con aquel hombre.

Un día frío y lluvioso de invierno es lo que había en ese momento. Yo como de costumbre iba sin paraguas y me pilló toda la nube en mitad de la calle. Iba corriendo a refugiarme al portal del primer portal de un bloque de viviendas que vi. Cuando llego hasta el portal, estoy totalmente empapada de agua y con mi respiración muy agitada.

A los pocos segundos llega un hombre que también va un poco empapado en agua pero por suerte él lleva paraguas. Cuando me ve en la puerta, totalmente empapada y tiritando, me dice “vamos entra dentro del portal que aquí vas a mojarte mucho más”  Me quedé un poco atontada por el sonido tan suave pero a la vez grave de su voz. Una voz que me puso cachonda en el momento.

Todo esto estaría bien que se quedara ahí, pero ese adonis de la naturaleza me invitó a su casa a que me secara un poco. Yo atontada por ese hombre alto, musculoso y de pelo moreno que le caía por la cara, acepté sin pensarlo.

Cuando entro por la puerta me lleva hasta donde está el baño (tan solo tiene uno y en su habitación) me dice “entra si quieres a secarte un poco, te puedo prestar alguna camiseta mientras se seca tu ropa”  No sabía cómo había llegado hasta allí pero por suerte estaba refugiada de tanta lluvia.

Mientras yo me desnudaba en el baño de este desconocido, él lo hacía en su habitación. A través de la rendija que había entreabierta he podido ver que lo que yo imaginaba como un cuerpo musculoso era totalmente cierto. Un cuerpo totalmente esculpido y digno de ser admirado. Yo ya no tenía frío por estar mojada de la lluvia, lo que estaba empezando a tener era calor a pesar de estar en lencería en el baño.

Continúo secándome cuando el chaval muy amable llama a la puerta y me pasa una camiseta de él para ponermela. Nuestras miradas se cruzan tan solo unos segundos, y creo que nunca antes había podido sentir el deseo en la mirada de alguien. Pero ese día lo sentí, pude sentir que él me deseaba y creo que él también lo sintió.

No cruzamos ni una sola palabra entre los dos, nos abalanzamos el uno sobre el otro y empezamos a besarnos. Fueron besos cargados de ganas, deseo y lujuria. El andaba con tan solo los boxer y yo en lencería, así que ya podéis imaginar, ni preliminares ni nada.

Como os había dicho antes el baño estaba al lado de su habitación, así que me levantó del suelo. Me cogío por las piernas y yo me enrosqué a su cintura y cuello sin dejar de besarnos.

Me lleva a la cama y me tumba sin soltarse de mi ni un solo momento. Me quita el sujetador con gran habilidad y empieza a comerme las tetas. Pude notar como la barba de 2 días hacía que me pusiera aún más cachonda. Le bajé los calzoncillos y acto seguido él me arrancó las bragas, literalmente.

Las ganas de follar eran mutuas, así que no se lo pensó ni un momento y me la metió hasta el fondo. Las embestidas eran suaves pero a la vez contundentes. Se movía de una manera deliciosa que hacía que no quisiera que ese día se acabara nunca. No dejaba de besarme mientras me daba embestidas una y otra vez. No me dejó ni por un segundo follarlo yo a él, se notaba que quería llevar la voz cantante. Pero teniendo muy en cuenta mis movimientos.

Y así es como eché el mejor polvo de mi vida con un completo desconocido de la calle.